Editorial: Después de comprobarse y ratificarse en el Congreso de España que todos no somos iguales ante la Ley, solo me queda pensar que ha llegado el momento de salvarse a uno mismo, a la porra con poner la otra mejilla. Si quienes hemos seguido toda nuestra vida existencial y laboral cumpliendo con las normas que nos hemos dado todos, es lo mismo que quienes delinquen, cometen delitos, se pasan por el forro las obligaciones, entonces está claro que algunos juegan con ventaja y dinamitan todos los valores y respeto a los demás. A eso le llamo yo anomalía democrática, egoísmo, caradura. La gran mayoría de ciudadanos, la inmensa de manera muy mayoritaria han rechazado la AMNISTIA, la sociedad civil entiende que se dinamita la separación de poderes y se legitima el mundo al revés. Así de claro, sin complejos de ninguna índole. Es utilizar la puerta de atrás camuflando unos delitos muy graves.

Es el trueque, el intercambio, la ausencia de valores, tu me das el poder del BOE y del Consejo de Ministros y yo te perdono y encima te pido disculpas. Eso supone sin anestesia subvertir el orden establecido, plena corrupción, pervertir la democracia. Los socialistas (PSOE), independentistas, nacionalistas, comunistas, ETA-Bildu, Sumar, PODEMOS, PNV, han demostrado que son unos trileros de la política y Pedro Sánchez un auténtico gamberro de la cosa y sus ministros un coro de cotorras que solo saben repetir lo que les apuntan los asesores de la secta. La inmensa mayoría de juristas de este país, sean de derechas o de izquierdas, tienen claro que la AMNISTIA es inconstitucional y que no cabe en la Carta Magna. Hasta juristas progresistas y que comulgan con las tesis de la izquierda más radical. Solo los que están a sueldo se pronuncian a favor.

Nula de pleno derecho asegura un sector Europeo. Sánchez ha erradicado del diccionario porque le interesa a él solito y su señora, el sentido común, las certezas, el compromiso, la amistad, los valores esenciales. Serán juzgados los socialistas en el tiempo, por la infamia cometida, osadía que solo se espera de personas que han abandonado la rectitud por un plato de lentejas y un puesto en el aparato de poder. Una osadía alejada de todo lo que nos enseñaron contra la dictadura, la constitución del 1978 y todos estos años de abundancia y solidaridad. Es muy malo no tener escrúpulos, ese extremo se alinea con la indecencia humana. La AMNISTIA rompe la igualdad entre los ciudadanos del país, derriban el estado de derecho. Ayuda a la descomposición de España. Se ha pisado una línea roja. Por eso muchísimas personas estamos tristes, claro, faltaría. Ahora todavía podemos hacer editoriales en libertad, como va la cosa, este Gobierno, que nadie dude, se presiente el cierre de todos los medios libres, para convertir este país en Venezuela, Corea, China, Rusia, Nicaragua, Irán, México, Cuba, etc, lugares donde te pegan diez tiros si te presentas a las elecciones, o te inhabilitan para concurrir.

El poder para siempre, sin equilibrio, sin control, sin fiscalización. La tropelía como moneda de curso legal. La selva en definitiva. La liquidación del semejante, la desaparición de la alternancia. Decenas de años en el poder sin rendir cuentas. Solo los amigos tienen derecho a las sonrisas, para los otros lágrimas y desprecio. Decía el sabio, “Cuando hayas vulnerado todas las leyes quien te defenderá”, que se lo apunten quienes cada día tapan todos los escándalos que producen escalofríos. Es mejor vivir con honra a la sombra de todo que pisotear los valores más esenciales, la ética. Ante este atropello solo queda el pueblo para romper la baraja del desequilibrio. Subversión, tomar la calle. Sin reservas. Huelga general. Esto que ha pasado con la AMNISTIA no va de rojos y azules, derecha e izquierda, pobres o ricos, patrones, trabajadores, listos o tontos, mujeres o hombres, negros o blancos, musulmanes o cristianos. Este tema va de ser iguales ante la Ley, ante las normas que nos hemos dado todos, ante la igualdad. Si eso se rompe, es para mandar todo hacer puñetas. Por Rafael Gabaldón San Miguel.