Editorial: Mañana de sentimientos encontrados. Casi no hay luz en el planeta. La tierra se viste de pesimismo. Alegría por estar aquí de nuevo con el corazón latiendo fuerte. Ayer recibí noticias tristes y alegres. Por un lado el COVID-19 se ceba fuerte contra una prima carnal, y a su marido Francisco lo ha llevado a la UCI del Hospital Clínico de Barcelona. A esperar el parte de cada día cuando te narran en pocas palabras si la balanza se inclina a favor de Xisco o en contra. Por otro lado han sido abuelos unos grandes amigos de mi pueblo Murillo de Río Leza, en la Rioja, Marce y Ana, ambos posaban ayer alegres con su nieta Manuela. Así es la vida, por un lado mazazo y lágrimas a cientos, y por otro grandes sonrisas.

También en Facebook madure un poco más cuando me comunicaron Sila y Chico que le han ganado la batalla al COVID-19, atrás quedan 36 días de muy, muy, muy difíciles momentos que la ciencia ha sabido superar y los equipos sanitarios tenderte la mano para sacarte de aquel pozo donde te mete este Coronavirus de cuatro cabezas y según expertos fruto de laboratorios malvados y asesinos. La otra cara de la moneda es la invitación que recibo a una boda de la hija de unos grandes amigos que les prometí mi asistencia a viento y marea. Ajenos a todos eligen uno de los mejores días de su existencia.

Cara y cruz es nuestro destino. Recibo un mensaje, que ha fallecido la mujer del tio Joan, que hace pocos meses nos dejó entrecortados y sin aliento. Se hacía querer y su humor británico levantaba grandes pensamientos. Su señora no ha querido esperar más y después de pasar una larga enfermedad, de sorpresa y con la elegancia que le caracterizó siempre, nos dejó ayer. La familia Salas de Manacor la recordó con total cariño y pena. Una estrella especial desde hoy alumbra en firmamento. Por otro lado recibo la alegría alborotada de un sobrino que ha llegado a Brasil, después de una gesta de supervivencia que demuestra que si te propones algo con solvencia y perseverancia puedes llegar muy lejos y superar barreras prohibidas para nuestra humilde condición de simples humanos.

Hace tiempo que no veo a los amigos y amigas con la tranquilidad que da el tiempo desparramado, sin mascarilla ni distancia, cercanos. Nos ha tocado vivir un año muy largo, donde hasta para vacunarse tienen sus incertidumbres. No le perdonaré nunca al Gobierno de Pepe Gotera y Otilio y al de los Reinos de Taifas, que lo hayan hecho tan mal, rematadamente doloroso. Hasta para la inmunidad de la vacuna te sumergen en un mar de dudas y tinieblas. Tan sencillo, pero lo hacen imposible. Nos ha tocado padecer unos estadistas que donde mejor hubiesen estado desde el 14 de marzo de 2020 es en sus casas. Nos hubiésemos organizado mejor sin ellos ni ellas.

Suena el teléfono, comunico con una empresaria que llora amargamente, esta noche de madrugada le han roto el cristal del comercio y le han robado lo poco de valor que tenía. Ayer también me despertaron con otra mala noticia, habían violado a la hija de un residente, cuatro desalmados malnacidos que siguen sueltos porque somos poco firmes contra los que crean demasiado dolor. La Justicia se ha debilitado y la información nos la roban los empresarios que la manejan. Malos tiempos para la lírica y para la libertad. Si dejamos que nos roben en Democracia, lo siguiente es China y Rusia. Oscuridad e inhumanidad. Desapareces y no preguntes. Trabaja y no descanses. El poder absoluto es la moneda de curso legal.

No voy a vomitar mis momentos tristes, ni a cantar mis sentimientos alegres. Una editorial más y una nueva herida. Afortunados nosotros que vivimos en la roqueta del alma, cuatro rayos de sol y todo vuelve a su sitio, a pesar de los políticos. Ayer se unieron todos excepto VOX. Ahora van a trabajar juntos. Pero nadie ha dicho nada de Gobierno de Concentración Autonómico.

Habrá fracaso, unos cobran 80.000 euros al año y otros menos de la mitad, así no se garantiza la paz. Los conozco. La fría oposición termina con la mayoría de ellos. Pronto estarán a la gresca, sin silla no hay partida. En Manacor muchos esperan esas ayudas directas prometidas para autónomos y comerciantes, esos puestos de trabajo desde el SOIB, esa llamada de la Cruz Roja con una caja de primeras necesidades. Son tantas cosas que necesitamos de líderes a quienes no tienen legañas.